domingo, 20 de noviembre de 2011

EL ABC DE LOS GATOS - Melanie Cajahuaringa Sandón

¿A quién no se le ha ocurrido la idea de acoger un gatito abandonado que vio en la calle?, ¿quién no ha pensado en cuidarlo y alimentarlo bien para que este sano y fuerte, y viva en compañía de uno? Es fácil idealizarlo, pero el tener un gato bajo nuestra custodia implica una serie de requerimientos.
Para empezar, los gatos son animales con un temperamento independiente, es decir, que no necesitan tener a su amo las veinticuatro horas del día; solo basta con ponerles los platos de comida o leche y su “cama” en un lugar adecuado para que estos puedan vivir tranquilamente.
Debemos considerar que esta independencia no debe ser exagerada al cuidar un gato bebé, ya que, al igual que un niño, necesita la guía de su cuidador (mantenerlo calentito, darle leche tibia, limpiarlo después de haber hecho sus necesidades, etc.). Mientras que, cuando los gatos están grandes, solo se necesita enseñarles donde va estar su comida, cama y caja de arena, para que el resto del trabajo se encarguen ellos mismos.
Pero cada gato, así como cualquier animal, tiene su propia personalidad. Hay gatos que son muy mimosos y afectuosos con sus dueños; otros que son más hiperactivos y no paran de jugar, jugar y jugar hasta quedar rendidos, y otros que son más sedentarios y se toman largas horas de siesta.
Esta variación va a depender de la raza que se escoja, así como la forma en cómo se críe al gatito. Algunos de las razas son: el Angora, el Siamés, el Maine Coon, etc.
El problema de elegir un gato es cuando se quiere o macho o hembra; o uno bebé o uno joven. Según el sexo, se debe tener en cuenta que, si lo que se busca es experimentar en cómo criar gatitos recién nacidos o crear descendencias al hacer cruces, tener una gata es los ideal; ya que las hembras son más fáciles a estar preñadas, por lo menos, al poco tiempo de haber dado a luz una camada (además que las hembras son un poco más dependientes que los machos).
En cambio, si se opta por un macho, no hay tanto de que preocuparse, a diferencia de la hembra, ya que para los machos con solo comida y atención es suficiente.
Ahora, si el problema es la edad, se debe saber que los gatos bebés son los que requieren un mayor cuidado y atención a las cosas que hagan en el hogar: alimentarlos con leche tibia y si ya tiene unos cuantos meses darles la comida de gatito (la de forma de galletitas) remojada en su leche, enseñarles el lugar en donde van a orinar, hacerlos jugar para que desarrollen su actividad motriz, si se puede tenerlos en nuestro regazo, etc. Por lo que criar un gato bebé requiere, sobre todo,  de tiempo y paciencia.
Contrariamente de los gatitos; los gatos jóvenes son más fáciles de criar. Contar con lo esencial en casa (comida, caja de arena o algunos juguetes si se desea) es suficiente, ya que por lo mismo que está joven, el gato ya reconoce y sabe los lugares donde se encuentra su comida, su caja de arena, así como el lugar donde duerme. Algunos juegos, tenerlo acurrucado junto a nosotros, o sobándole su cabeza, harán que la comunicación amo-gato sea más profunda.
Ya sea que se adopte un gato de raza o no, hembra o macho, bebé o joven, la experiencia de tener un gato como compañía es muy agradable, si se sabe elegir correctamente a un gato que se adecue a la forma en cómo vivimos y que nosotros, los amos, cumplamos con sus urgencias.
Un gato promedio puede llegar a vivir quince años o más. Quince años de compañía gatuna, con todas sus ventajas y desventajas, pero al final es una gratificante idea convivir con un gato.

1 comentario:

  1. yo con gata y resisen leo esto, melina tiene una gran manera de redactar, muy bueno el ensayo

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